martes, 1 de julio de 2008

Una energía especial


¡Bienvenidos otra vez a "aprendiendo a presumir"! Este título lo ha puesto un amigo mío (jejeje).

Bueno, mi amigo no está muy de acuerdo con mi división de los "no ricos" entre acomodaticios y envidiosos que hice en voto de pobreza. Yo en lo personal creo que tendría que sentirme menos cómodo y ser más envidioso (un envidioso que trabaja para conseguir sus objetivos, eso sí).

Podemos decirnos a nosotros mismos que no somos comodines. La forma de saber si somos cómodos, o no, es compararnos con otras personas. Les voy a poner como ejemplo una señora que parece sacada de una telenovela pero es un caso de "mujer, casos de la vida real".

Esta señora es de clase media-alta (fresota o pija) con un niño de cuatro años. Sin educación laboral (lo que ha aprendido no le vale para trabajar). Su marido la golpeaba y ella, mujer valiente, se está divorciando de él y se está encargando sola del niño. Ahora está viviendo con sus padres que ni siquiera la dejan salir a la calle por la noche.

No hay que ser Einstein para saber lo que quiere esa señora; una casa para poder vivir sin sus padres, un ingreso para que su hijo tenga una buena educación y un futuro garantizado y control financiero de su vida para que no le llegue otro golpeador billetudo.

Ahora la señora ha entrado a vender seguros de vida en Metlife. Mi esposa hizo lo mismo unos años (se quería salir de su casa y lo logró). Ella dice "las viudas y las divorciadas tienen una
energía especial". A Alejandro Aura le conozco una especie de energía similar. Él solo tiene educación primaria y ha llegado a ser empresario y escritor de éxito.

Esta es la clase de gente que lee los libros de Kiyosaki y juegan a Cashflow. La que prospera en los multinivel. La que busca dinero bajo las piedras cuando les dices "tengo un negocio para ti". La que se quiere comer el mundo a bocados.

Me avergüenza decirlo; no tengo la energía de esa gente. Me he dado cuenta de que mis sueños son demasiado pequeños. Mis sueños tienen que crecer y yo con ellos.

¿Acomodado? Que cada uno se juzgue a sí mismo. Yo sí lo soy, pero voy a luchar para no serlo.

Saludos a todos ¡Y felicidades a España por la Eurocopa!

1 comentario:

Anónimo dijo...

".. las viudas y las divorciadas tienen una energía especial". A esa energía siempre la he entendido como necesidad.

El compararnos con otras personas (como propones) es un tema que demanda de un análisis cuidadoso. ¿Cómo puedo compararme con otras personas si soy un ser único e irrepetible y los demás también lo son, qué es lo que debemos comparar entre nosotros, nuestros bienes materiales, nuestras cualidades, con qué propósito?

Cuando salgo a caminar veo gente muy lenta que está dando su máximo esfuerzo, aunque yo la paso fácilmente me siento menos comprometido conmigo que lo que ellos están consigo mismos. Yo creo que la única comparación válida es con nosotros mismos, venciendo nuestras debilidades, fortaleciéndonos y respetando al ágil etíope y al lento obeso que desea dejar de serlo.

Hablando de fortalezas, estarás de acuerdo conmigo en que la educación de Alejandro Aura es muy superior a la primaria, es un patrimonio que le salta aunque esté pelón y aunque su tratamiento contra el cáncer consumiera todos sus euros; su cultura y su arte no son tan volátiles como su dinero, su gusto por la lectura y su sensibilidad de poeta le han retribuido justamente. Claro, en él se complementa el ser dual, culto e inversionista, ¡no están peleados ambos aspectos! ¿Por qué recordaremos a Alejandro, por ser dueño de una cantina o por sus cantos?

En fin mon amie, los bienes están también en otros mundos y tenemos la fortuna de poder desentendernos del que no nos atraiga o de cultivar más de uno a la vez, como tú lo has hecho; pero los demás somos libres de decidir el cómo vivir, puedes ponerme la etiqueta que quieras, pero entonces tendrás que dejarte poner la mía, lo que me parece un juego entretenido pero poco sustancioso.

Espero que tu capital se multiplique, tienes la energía para hacer lo que quieras Patalán, estás acomodado, no en el sentido de pasivo sino en el de estable y firme, listo para dar el paso que sigue, el que has elegido según tus amplios y nobles intereses.

Tu amigo,

Xotla.